jueves, 19 de marzo de 2009

La tecnología musical y la escritura de canciones

Hoy está al alcance de todos (dicen que se democratizó) la producción de canciones. El músico que toca en una banda, va a un conservatorio o el músico solitario, como yo, tiene sus equipos en casa con los que puede producir un CD de fama internacional. Si no lo crees, créelo, porque ha sucedido para muchos músicos muy estudiosos de las tecnologías musicales.

Jimmy Webb en su libro TuneSmith, publicado en 1999, dice que quien escriba canciones debe apartarse de las tecnologías musicales y dedicarse a los asuntos más artísticos. Estos asuntos van desde la concepción de la idea, la recolección de "material" para la letra de la canción, como lo dice él también. Material que está compuesto por palabras que riman con el título, frases clichés, ideas afines, referencias históricas, etc. Por otro lado, también de la canción en sí, están los asuntos que tienen que ver con la melodía, la armonía, el ritmo (a mi juicio lo más importante), etc. Y hasta llegar al arreglo. Hasta ahí lo artístico.

Lo demás, en la producción, como la grabación, la mezcla y la masterización son asuntos, que según Webb, no los debe saber el artista, porque se desvía de su objetivo principal: la canción.

Si bien esta advertencia debe tenerse muy en cuenta, ¿cómo hace el músico electrónico que produce trance para entregar el arreglo a un experto en Midi y esperar a que le produzca?. ¿Y el que produce Hip Hop o Reggaetón?

Cada vez hay más música orientada a que su producción empiece y termine por el mismo autor; y quien escribe la letra, elige el ritmo y la melodía, él mismo debe hacer el arreglo, usar compresores, reverbs, delays, escoger el programa de producción para dibujar a su gusto el tema completo.

Llegará el día en que el mismo productor de audio tenga que encargarse de los videos, porque quién mejor que él como artista. Al final es un artista que conoce cada día más herramientas sin tanto misterio. ¡Así cambian las cosas!